Disfrutaremos unidos sintiéndonos parte de nuestro entorno, único, inconscientes de las sorpresas que nos deparará el día.
Desde el inicio conocemos las dificultades que nos esperan. Antes de que el motor de La Poderosa entre en calor y nos desplace sin sufrimiento alguno, nos esperan 300m de desnivel por una carretera que nos elevará por encima de Puno. Antes aprovecharemos para despedirnos de esta ciudad que nos vio llegar jodidos y nos ve marchar sonrientes. Gracias.
Una vez superados las pendientes finales, nos tomamos un respiro para darnos cuenta que los Uros no tienen porque preocuparse, tienen totora para cuantas islas más quieran construir y de paso buscar en el horizonte de nuestra pampa señales del fin de la simbiosis con el amado lago que durante tantos días, tantas alegrías nos ha dado.Trataremos de difundir tu mensaje
Llegamos a este final para dar inicio a otro espacio. Antes de girar a la izquierda y abandonar el complaciente asfalto, una emotiva despedida del Lago Titikaka hace de metáfora antes de penetrar en un suplicio de boquetes y rellenos que harán añorar los destellos del sol sobre su agua. Nos volveremos a ver...
Dejamos parte de la alta-pampa para adentrarnos en valles abiertos con montañas de futil vegetación que dan un toque otoñal y desértico al entorno.
Avanzar se convierte en un suplicio. Se hace tarde. Son las cuatro de la tarde y sopla un pentrante viento en contra que evita que los números digitales del cuentakilómetros se despeguen del ahora imperfecto 10.
Detrás de cada repecho aparece otro que impide ver el futuro.
Buscamos un pueblo con alojamiento o una casa abandonada donde instalar nuestro campo avanzado para llegar a nuestro próximo destino mañana.
Pero el destino nos tiene guadada una sorpresa. Según avanzamos se aprecia con más claridad la silueta de una bicicleta aparcada en el arcén. Parecen unas alforjas fijadas en sus laterales? o son cualquier otra cosa? Se van atisvando las dudas según nos acercamos. Es una bicicleta con alforjas y a su lado un jovén ciclista -viajero como yo, disfrutando de unos suculentos espaghetti.
Me presento.
Se trata de Naoki, un jovén japonés de 22 años que lleva la envidiable cifra de 6 meses rodando, desde Ushuaia hasta nuestro punto de encuentro. Cuando llevo rodados unos honrosos 340kms, el ha rodado ya más de 7000!!!
Resulta que coincidimos en el camino, en el destino y en el medio. Tomamos la decisión de seguir juntos hasta Cuzco.
Retomamos la marcha, ahora formando un auténtico pelotón mientras vemos que se nos echa la noche encima. Necesitamos un lugar donde dormir, donde instalar nuestra "carpa" y donde darle caña al hornillo para saciar este boraz apetito que me exige ronroneante comida desde el estomago. Damos con un lugar apropiado.
Naoki, su bici y nuestra chalet
Desde el momento en que me doy cuenta del viento que hace, ronda una idea en mi cabeza: hacer volar la KOMETA!!!!
Aprovecho el atardecer para enseñar a mi nuevo amigo el libre vuelo de la kometa!!!
Dulces sueños!!!