Anoche, Santa Rosa nos obsequió con un delicioso manjar de comida típica peruana que deleitó a nuestros boraces músculos y a nuestro canut. Por 1€ pudimos regocijarnos hasta la saciedad!!
Biencomidos y biendormidos, saludamos y despedimos a los incrédulos habitantes de Santa Rosa, que atónitos nos devuelven jubilosos el saludo. Siempre se muestra alegre esta gente.
Antes de abandonar sus calles aprovechamos la presencia de una llantería para hinchar nuestras sufridoras ruedas.
No será una jornada extremadamente larga, aunque el saber de la presencia de nuestras amigas las barricadas inquietan mi sosiego. Digo que no será larga porque mi nuevo amigo me agasajó con una relajante noticia que premiará la dureza del día de hoy.
Hoy superaremos los 4.300m de altitud. Una auténtica prueba de esfuerzo para mi aclimatación para la montaña y un hito a superar. Mi techo está en los 4.248m del Mont Blanc de Tacul. Curiosa forma de superar su techo para un montañero; con la bicicleta...
Pronto se empina el camino, como queriendo simular las protestas que frenan el tráfico. Pero al igual que en todas ellas, sacamos el valor suficiente para seguir adelante. Nada nos detendrá, ni el soroche, ni las barricadas, ni siquiera las amenazantes nubes. Queremos llegar a nuestro destino.
El mismo sentimiento de solidaridad nos acompaña al igual que ayer. Pero poco podemos hacer con unas bicicletas hiper-cargadas mientras vemos como las personas obligadas a desplazarse diariamente, sufren las consecuencias de las protestas y se ven obligadas a desplazarse a pie largas distancias. Aunque parezca mentira puedo apreciar en sus ojos y en sus expresiones la sana envidia de poder desplazarnos sobre ruedas.
La ausencia de tráfico facilita nuestra marcha. Transforma las carreteras, de ser un herbidero de pitidos y continuos sustos en el modelo a seguir de carril bicicleta para todas las ciudades, 8m libres para nuestra peregrinación. Realmente parece el Camino de Santiago, lleno de peregrinos a pie (y en bicicleta) pero en su peregrinar laboral diario.
La quebrada tiende a alargarse hacia la izquierda. Parece no tener final mientras nuestras piernas se esfuerzan en encontrarlo. La inclinación crece al igual que crece nuestro sacrificio. Nuestra tenacidad supera al viciado aire que respiramos, para por fin, distinguir el final del calbario llamado "Abra la Raya".
No estamos solos. Una amigable marabunta monta guardia en la barricada de la parte superior. Por supuesto, nuestra presencia despierta su curiosidad y las de sus niños
No puedo desaprovechar la oportunidad de arrancar una sonrisa a estos jóvenes que se agolpan curiosos en torno a nuestras bicicletas. Acompañado por fuertes vientos y por la ilusión, despliego el naranja vuelo de la Kometa.
Y una sonrisa a los no tan jóvenes
Después del duro esfuerzo, esta vez, obtendremos nuestra recompensa. El vertiginoso descenso precede a la tan esperada llegada a Aguas Calientes, un balneario natural a la peruana que relajará nuestros malogrados músculos. Ellos más que nadie agradecerán su calor.
Nos quedaremos una noche, por supuesto...ummmmmmmmmm!
Gracias a la naturaleza por darnos todo lo que necesitamos, por cuidarnos...ummmmmmmmm!
Una vez más, un especial día más. Qué la monotonía nos abandone!!